El uso de las impresoras 3D está cada vez más extendido en la Medicina y los grupos de investigación ven el potencial de esta tecnología para crear nuevos dispositivos médicos que mejoren la vida de los pacientes. Así, centros como el MIT ya fabrican ecógrafos portátiles para la detección del cáncer de mama impresos en 3D.
El diagnóstico, en el sujetador
El nuevo dispositivo de ultrasonidos desarrollado por los investigadores del Massachusetts Institute of Technology puede incorporarse a un sujetador y podría permitir hacer un seguimiento más frecuente de las pacientes con alto riesgo de sufrir cáncer de mama. Este aparato impreso 3D puede salvar miles de vidas, ya que cuando el cáncer de mama se diagnostica en fases tempranas tiene una tasa de supervivencia del 100%. Sin embargo, esta tasa desciende hasta el 25% en estadios más avanzados de la enfermedad.
Los expertos del MIT han diseñado este dispositivo, un parche flexible que puede fijarse a un sujetador, con la esperanza de mejorar la tasa global de supervivencia de las pacientes de cáncer de mama.
Este sería un complemento a las mamografías rutinarias a las que se recomienda someterse periódicamente y ayudaría a detectar los conocidos como cánceres de intervalo, que se desarrollan entre estos controles.
Se calcula que estos tumores representan entre el 20 y el 30% del total de los casos de cáncer de mama y tienden a ser más agresivos.
Imágenes desde distintos ángulos
Este dispositivo creado por el MIT es un parche flexible que puede fijarse a un sujetador. Así, la usuaria puede mover un rastreador de ultrasonidos a lo largo del parche y obtener imágenes del tejido mamario desde distintos ángulos. “Hemos cambiado la forma de la tecnología de los ultrasonidos para que se pueda utilizar en casa. Es portátil, fácil de usar y permite monitorizar el tejido mamario en tiempo real de forma sencilla”, explica Canan Dagdeviren, profesora asociada del Laboratorio de Medios del MIT y principal autora del estudio.
En recuerdo de su difunta tía
Dagdeviren se inspiró en su difunta tía, Fatma Caliskanoglu, para diseñar e imprimir en 3D este dispositivo médico. A Caliskanoglu le diagnosticaron un cáncer de mama en fase avanzada a los 49 años pese a que había estado sometiéndose a revisiones periódicas. Falleció apenas seis meses después de recibir el diagnóstico, y Dagdeviren dibujó un esquema del dispositivo de diagnóstico que después imprimiriría en 3D junto a su cama.
Dagdeviren, especializada en el desarrollo de dispositivos electrónicos que se adaptan al cuerpo, estima que la tasa de supervivencia podría aumentar hasta el 98% con cribados más frecuentes.
Para ello ha miniaturizado un ecógrafo similar a los que se utilizan en los centros médicos de diagnóstico por imagen. El dispositivo es portátil gracias a que se fija al sujetador mediante imanes para que el ecógrafo entre en contacto con la piel. Además, su manejo no requiere de conocimientos especiales.
«Mi objetivo es centrarme en las personas con más probabilidades de desarrollar cáncer de intervalo», explica Dagdeviren.