El filamento PLA es uno de los más utilizados tanto en la impresión 3D industrial como en las impresoras domésticas. Lejos de ser un material plástico de producción tradicional o altamente contaminante, el PLA es un filamento más respetuoso con el medio ambiente ya que no requiere de recursos finitos como el petróleo. Te explicamos algunas claves para que lo incorpores a tus procesos de fabricación aditiva.
El PLA (ácido poliláctico) ofrece buenas prestaciones al combinar una alta velocidad de impresión con unos bordes muy definidos siempre y cuando el material se enfríe correctamente. Además, los modelos que imprime tienen una deformabilidad muy baja. Este tipo de filamento posee una vida útil de al menos 12 meses si se conserva entre 15 y 25º grados, por lo que es apto para almacenamiento.
Su origen se encuentra en materias primas como el almidón de maíz, las raíces de tapioca o la caña de azúcar. De estas féculas y alimentos se obtiene un plástico ecológico y renovable que, en ciertas condiciones de temperatura y humedad, puede ser biodegradable.
Eso sí, aunque no se trate de un producto contaminante, es importante utilizarlo de forma responsable, ya que un uso masivo podría llegar a afectar a las cadenas de suministro de la alimentación. Este equilibrio se controla mediante cupos de compra, por lo que se puede utilizar PLA en impresión 3D de forma segura.
Piezas resistentes y sostenibles
Las piezas impresas con PLA son resistentes, flexibles y tienen una baja inflamabilidad. Tienen unas propiedades muy similares a las de los plásticos PET, pueden soportar los rayos ultravioleta y son inodoras y fáciles de manipular. Además, utilizar filamentos PLA en impresión 3D puede ser interesante para las empresas que buscan cambiar sus procesos de fabricación para dotarlos de una mayor sostenibilidad. Esto se debe a que es biodegradable siempre y cuando se manipule mediante compostaje industrial. Es decir, abandonado a la intemperie puede tardar 80 años en desintegrarse, pero puede gestionarse fácilmente en una planta de residuos.
Distintas aplicaciones
El PET se utiliza para producir envases, blisters y tarrinas. Por su parte el PLA, que fue inventado en 1930 por el químico Wallace Carothers, desarrollador del nylon y el neopreno, tiene aplicaciones parecidas. No empezó a utilizarse hasta la década de los ochenta pero, por ejemplo, algunas empresas de la industria alimentaria fabrican con ellos bandejas alimentarias, tapas y cápsulas mono uso de las que se emplean para preparar el café.
Otras industrias que emplean el PLA son las del automóvil y la fabricación de electrodomésticos. En el primer caso, algunos adornos finales de los coches y el plástico de sus salpicaderos están creados con PLA. En cuanto a los electrodomésticos, también se utiliza para crear sus carcasas.
Gracias a lo fácil de imprimir que es, el PLA suele ser el filamento más empleado en la creación de prototipos, lo que ahorra a las industrias miles de euros en jornadas de trabajo e impresión de moldes y fomenta la creatividad de sus servicios de I+D. En la tienda online de Sicnova es posible adquirir filamento PLA de forma rápida y en varios colores.