La fabricación aditiva es una herramienta que está cada vez más presente en las aulas, debido al gran abanico de posibilidades que esta ofrece a los alumnos y profesores. Esto enriquece el proceso de aprendizaje aportando nuevos enfoques de enseñanza. La impresión 3D en educación puede ser aplicada a todos los niveles escolares, desde los primeros años de enseñanza hasta los estudios universitarios superiores, siguiendo al alumnos a lo largo de sus diferentes etapas de aprendizaje.
Recientes estudios demuestran que la integración de la tecnología 3D en las aulas mejora las habilidades de pensamiento crítico y analítico en los alumnos. Esto provoca la creación de entornos de aprendizaje prácticos que no sólo potencian la creatividad, si no que también preparan a los estudiantes para el entorno laboral.
La utilización de impresoras 3D profesionales da a los profesores la oportunidad de proporcionar a sus alumnos aplicaciones físicas precisas, lo que supone un refuerzo para la comprensión de conceptos científicos y técnicos. Este método de enseñanza se denomina aprendizaje STEM y consiste en permitir a los estudiantes tener experiencias de aprendizaje activo, integrando diversas áreas de conocimiento a sus estudios aportando una visión más amplia del proceso.
Creación de entornos de aprendizaje práctico
Los alumnos se involucran más en entornos de aprendizaje que exige su participación y donde pueden interactuar con diferentes recursos lectivos. La impresión 3D en educación cumple esta función, apostando por una enseñanza activa e impulsando a los alumnos a utilizar su pensamiento crítico. Las clases prácticas hacen que el aprendizaje sea más sencillo y los alumnos comprendan mejor los conceptos al tiempo que mejoran sus habilidades de resolución de problemas.
Este es el caso del Morrison Institute of Technology en Illinois, un centro que se enfoca en dar a los estudiantes una formación mayoritariamente práctica. El objetivo es dotar a los alumnos de herramientas de tecnología 3D de Formlabs para que comiencen a realizar diseños que contemplan problemáticas del mundo real.
Potenciar la creatividad y la innovación
Las habilidades creativas son fundamentales para el desarrollo de los estudiantes, ya que permiten la generación de ideas y soluciones novedosas. La impresión 3D da múltiples herramientas para desarrollar la creatividad, permitiendo realizar cambios en los proyectos de forma rápida y dando lugar a aplicaciones funcionales en cortos periodos de tiempo.
Este ha sido el caso del Istituto Europeo di Desig (IED) especializado en formación, desarrollo e investigación en las disciplinas de Gestión, Moda, Diseño y Comunicación Visual. Este centro utiliza las impresoras de BCN3D en la creación de prototipos y piezas funcionales acelerando el proceso creativo de los estudiantes y convirtiendo sus proyectos en tangibles.
BCN3D integrada en el FabLab de IED ha permitido reducir el tiempo de creación de modelos y aumentar las iteraciones, lo que hace que los alumnos puedan crear más diseños en un periodo más corto de tiempo llegando al resultado deseado mucho antes.
Ayudar en la comprensión de conceptos importantes
Uno de los objetivos de los educadores es hacer comprender a los alumnos diferentes conceptos que podrán aplicar más tarde en situaciones del mundo real. Gracias a los modelos impresos en 3D los estudiantes pueden interiorizar mejor asignaturas complejas, como las relacionadas con el estudio de la anatomía humana.
Asimismo, facilita a los profesores la enseñanza de las materias en situaciones desfavorables, como por ejemplo el confinamiento por el COVID-19. Este es el caso del profesor de diseño Juan Carlos Noguera del centro de arte y diseño MICA, que tomó la tecnología de Formlabs y su impresora Form 3+ para enseñar a sus estudiantes en diferido como capturar modelos físicos con fotogrametría y RA.
Mejorar las habilidades de resolución de problemas
Enfrentarse a la creación de aplicaciones mediante la fabricación aditiva, requiere que los estudiantes se hagan preguntas y traten de resolver los diferentes problemas que se plantean, desde el diseño de la idea hasta la fabricación de la pieza final. Por tanto, han de pensar a qué uso va destinado la pieza, los diferentes parámetros a la hora de realizar el diseño, la elección de materiales y hasta posibles mejoras en el proceso de impresión 3D para conseguir los resultados esperados.
La tecnología 3D hace que los alumnos tomen los problemas desde un enfoque lógico, al tiempo que despierta su creatividad y las opciones a su alcance para hacer realidad sus ideas.
Este es el caso del FabLab de la Universidad Francisco de Vitoria, que cuenta con la categoría Authorized Training & Certification Center de Ultimaker, permitiendo a los alumnos aprender de forma híbrida combinando la impresión 3D con otras herramientas de aprendizaje.
Mejorar la contratación en futuros entornos laborales
Los conocimientos en impresión 3D son cada vez más valorados en el lugar de trabajo ya que no sólo pueden aplicarse a sectores como la ingeniería o la fabricación, sino que durante los últimos años han comenzado a formar parte de prácticamente todos los sectores, desde el entretenimiento hasta la joyería.
Este crecimiento está provocando que los entornos laborales demanden profesionales con habilidades en impresión 3D que complementen sus habilidades. La necesidad ligada a la oferta de la demanda de aplicaciones personalizadas crece y con ello la necesidad de profesionales que puedan dar respuesta a estos requisitos.
Prueba de estas posibilidades las encontramos en proyectos como el de la Universidad Estatal de Oklahoma y su laboratorio ENDEAVOR, cuyos alumnos ya cuentan con algunas patentes de fabricación tras haber desarrollado sus propios proyectos con la tecnología de Markforged.