Las tecnologías como el escaneado y la impresión 3D han abierto la puerta a nuevas formas de creación artística, pero también tienen mucho que aportar a la hora de recuperar y conservar obras de arte del pasado. Así lo demuestra la colección del pintor malagueño Pablo Picasso, que ha incorporado otro cuadro a su serie azul. Desgranamos algunos puntos claves sobre este hito que vincula el arte y las tecnologías 3D.
De sobra es sabido que los artistas de antaño, incluso los más reconocidos, solían reutilizar sus lienzos, lo que a menudo dejaba ocultas sus obras anteriores e impedía al público saber siquiera de su existencia. Eso es lo que le ocurrió a «The Lonesome Crouching Nude» (El desnudo solitario y agachado), cuadro de Picasso que permaneció escondido durante 118 años hasta que un grupo de investigadores lo descubrió y decidió sacarlo del olvido. La responsable de sacarlo a la luz y reconstruirlo gracias a las tecnologías 3D para su difusión en museos ha sido la compañía Oxia Palus.
Fundada por los investigadores Anthony Bourached y George Cann del University College London, Oxia Palus se especializa en el uso de nuevas tecnologías como la inteligencia artificial y la impresión 3D para la recuperación de arte. Así es como rescataron este desnudo de la serie azul de Picasso que había pasado más de un siglo bajo ‘La comida del ciego’, famoso cuadro que pintó en 1903. Para ello utilizaron imágenes espectroscópicas, procesamiento de imágenes, inteligencia artificial y, por último, la fabricación aditiva para recrear el lienzo en 3D. Así, puede estar colgado en un museo como cualquier otra de las obras del artista malagueño.
Escáneres 3D para la supervivencia de las obras
Herramientas como los escáneres 3D pueden ayudar a que obras de arte esenciales para la humanidad no se pierdan nunca, incluso si se ven envueltas en guerras o situaciones de conflicto. Algunos ejemplos se encuentran en la ciudad siria de Palmira, donde sus monumentos y obras de arte quedaron muy dañados después de que fuera sitiada por el ISIS.
El arco de Palmira, una construcción de 6 metros de alto y once toneladas de peso, pudo ser reconstruido gracias a una compañía italiana. Las tecnologías 3D han permitido que este pedazo de la historia no se pierda y, además, reinstalarlo en ciudades como Nueva York, Dubai o la plaza Trafalgar de Londres para su admiración por parte del público. En Madrid, alumnos de Bellas Artes repararon la estatua ‘Los portadores de la antorcha’, ubicada frente a la Facultad de Medicina, al imprimir en 3D de nuevo su elemento central, la antorcha.
Así, las tecnologías 3D pueden ayudar a democratizar y recuperar el arte y a acercarlo a todos los rincones del mundo. Centros como el British Museum han escaneado gran parte de su colección, que ya está disponible en formato .STL, para que cualquiera pueda imprimir el busto de Julio César o sarcófagos y reliquias egipicas en su casa. Este tipo de herramientas y tecnologías, sin duda, cambiarán las exposiciones temporales y el concepto del arte para siempre.