Las tecnologías de fabricación aditiva tales como las impresoras 3D y los escáneres 3D tienen el potencial de conservar el arte, reproducirlo e incluso adaptarlo para su disfrute por parte de las personas con discapacidad visual. Desgranamos algunas iniciativas que aprovechan su potencial para hacer el arte más accesible para todos.
Escanearlo y darle forma: 3MT
Tocar una de las partes más características de una obra de arte antes de interactuar con el relieve completo para comprender y contemplar una obra. Esta es la propuesta de Miriam Rodríguez, estudiante de Comunicación audiovisual de la Universidad de Burgos que desde 2016 estudia la forma de hacer el arte accesible para todos. Rodríguez utiliza escáneres 3D para obtener un modelo de la obra o la modela a partir de una imagen 2D para, a continuación, obtener objetos impresos en 3D.
El objetivo es que los visitantes de los museos puedan sentir con el tacto toda la experiencia, desde el símbolo de la audioguía, hasta el panel de la obra impreso en braille o su relieve. Todo está adaptado en la experiencia museística del proyecto 3MT.
En los museos
Centros expositivos como el Museo del Prado ya han puesto en marcha experiencias similares a las de Rodríguez y las han convertido en exposiciones para personas con discapacidad visual. La exposición ‘Hoy toca el prado’ funciona de forma itinerante desde 2015 para acercar obras como ‘La fragua de Vulcano’ de Velázquez’, ‘El quitasol’ de Goya o ‘La Gioconda’ del taller de Leonardo da Vinci a todo el mundo y permitir disfrutar de ellas a través del tacto.
Además de adaptar exposiciones para que las personas con discapacidad visual puedan tocarlas y disfrutar de ellas, la impresión 3D también es una aliada a la hora de difundir la lectura entre estas personas. Así, proyectos como el libro ‘Silencio’ acercan la lectura en braille a cualquier empresa u hogar que tengan una impresora 3D.
Libros braille de código abierto
Imprimir libros en braille ha sido un proceso tradicionalmente costoso, pero las impresoras 3D ya permiten imprimir ejemplares a partir de archivos .STL de código abierto. Un ejemplo es ‘Silencio’, proyecto de la diseñadora gráfica Jennifer Martin-Lorente que adapta un libro escrito por Néstor Toribio Ruiz con la participación de la ONCE. Este libro incluye el texto de la novela en braille e ilustraciones en relieve que permiten sentir las escenas de la historia a través del tacto.
Este libro es especial debido a que está impreso en materiales flexibles, pero además está hecho para durar. Al contrario que los libros en braille tradicionales, ‘Silencio’ puede mojarse o lavarse. Este podría ser el inicio de grandes bibliotecas con archivos .STL de libros braille en código abierto que permitan a las personas con discapacidad visual disfrutar del placer de la lectura de forma más accesible. Eso sí, a fin de imprimir este objeto tan plano con calidad, se recomienda que la temperatura de extrusión oscile entre 230 y 240ºC y que las retracciones sean rápidas y distantes.