La nube y las tecnologías 3D ayudan a reducir costes de almacenaje y a funcionar de forma más eficiente en un mundo donde el comercio es cada vez más dependiente e interconectado
Situaciones como la pandemia de coronavirus o la huelga de transportistas de primavera de 2022 han puesto de manifiesto los estragos que puede causar una alta dependencia de las redes de distribución. Por otra parte, el suelo es caro y asumir grandes costes de almacenaje y vigilancia de instalaciones puede lastrar a algunas empresas. No obstante,
en Sicnova creemos firmemente en la necesidad de reducir la dependencia de terceros y ya hemos tenido la ocasión de fomentar numerosos
casos de éxito en los que empresas nacionales e internacionales instauradas en España han recobrado el control sobre sus cadenas de producción gracias a la
nube y a las tecnologías 3D.
En un mundo cada vez más globalizado,
un único accidente puede paralizar incluso el 10% de las rutas de comercio. El atasco del
carguero Ever Given en marzo de 2021 comprometió el tráfico marítimo por el canal de Suez, bloqueando una de las rutas comerciales más importantes del mundo durante toda una semana. Los sobrecostes en los carburantes y la
crisis energética han afectado a la logística alrededor del globo. Incluso las pequeñas
tiendas de reparación de bicicletas de distintas ciudades de España, que nunca habían tenido problemas para reparar cualquier modelo y obtener piezas, han tenido problemas para abastecerse en los últimos meses.
Es por ello que empresas como la cervecera
Heineken y su fábrica de Sevilla han optado por mejorar y personalizar su cadena de montaje gracias a la
impresión 3D. La compañía se ha
convertido en su propio suministrador de piezas y recambios gracias al asesoramiento de Sicnova, por lo que pocas amenazas pueden frenar su ritmo de producción. En vez de dedicar parte de la planta a guardar su stock, cuenta con
archivos .STL con los diseños de sus piezas almacenados e imprime los repuestos cuando le hacen falta. Así, con la nube y un abastecimiento suficiente de filamento, puede funcionar de forma autónoma durante mucho más tiempo.
Una nube para salvar vidas
Europa siempre se había pensado un continente autosuficiente hasta que la llegada de la pandemia de coronavirus en marzo de 2020 le demostró que carecía de una producción de Equipos de Protección Individual (EPI) como mascarillas en plena expansión de una enfermedad que afecta a las vías respiratorias. Administraciones públicas y empresas gastaron cantidades astronómicas en aprovisionar al personal sanitario y la población y algunas compañías locales se transformaron por completo para comenzar a producir mascarillas.
En una situación crítica en la que numerosos profesionales sucumbieron al virus,
la solidaridad y la tecnología 3D se unieron para ofrecer una primera respuesta rápida y suplir de material de protección a médicos, enfermeras, auxiliares y celadores gracias a iniciativas como el
Portal 3D Covid-19 impulsado por Sicnova. Todo tipo de aficionados con sus impresoras domésticas, clubes sociales o locales municipales se convirtieron en improvisados núcleos de producción gracias al potencial de estas máquinas todavía desconocidas para parte del sector industrial.
Un ejemplo más reciente de cómo compartir archivos .STL en la nube e imprimirlos rápidamente con impresoras 3D puede salvar vidas lo encontramos en el frente y en los conflictos bélicos. Con o sin suministro eléctrico -dado que algunas impresoras como la
Markforged X7 Field Edition funcionan con paneles solares-, esta tecnología posibilita multiplicar rápidamente la producción de herramientas no tan necesarias en tiempos de paz.
Los torniquetes impresos en 3D han ayudado a salvar vidas en la guerra de Ucrania gracias a un diseño de libre acceso. Los soportes y las varillas de los torniquetes pueden fabricarse mediante
fabricación aditiva y ABS. Y aunque están lejos de ser la solución médica ideal, contribuyen a salvar a las personas de graves lesiones y hemorragias en el campo de batalla.
Una nube a salvo de la meteorología
Los conflictos bélicos pueden desencadenar la prohibición de sobrevolar ciertas áreas o países y comprometer toda una cadena de producción. Los
efectos de la guerra de Ucrania ya se están dejando notar en el conjunto de la economía europea, que todavía no se había recuperado del mazazo de la pandemia. Sin embargo, las fuerzas de la naturaleza también pueden afectar a la producción, por lo que la deslocalización que facilitan
la nube y las tecnologías 3D pueden ser grandes aliados.
La
erupción volcánica ocurrida en el glaciar islandés Eyjafjallajökull paralizó el tráfico aéreo europeo durante más de una semana en abril de 2010. Cerca de 10 millones de pasajeros vieron sus vuelos afectados debido a la gran nube de ceniza volcánica que se formó sobre el continente.
Empresas que saben utilizar las fuerzas de la naturaleza a su favor como
Vestas , la compañía danesa líder en la fabricación de aerogeneradores en todo el mundo, se niegan a estar a merced de este tipo de contratiempos. A fin de que la producción de energía no pare han adoptado lo que denominan la
Fabricación digital directa. Es decir, han almacenado más de 2.000 piezas en un repositorio digital para que cualquier empleado, con o sin experiencia en fabricación aditiva, pueda imprimir un repuesto allá donde lo necesite.
Tal y como señala Jeremy Haight, ingeniero principal de fabricación aditiva en Vestas, esto es “lo más parecido al teletransporte que se puede conseguir”.
En la oficina: del papel a la coordinación
El precepto “más nube menos nave también” puede aplicarse a la organización del trabajo en el seno de las empresas más allá de sus almacenes. Es decir, si el futuro pasa por almacenar archivos en la nube en vez de contar con repuestos llegados por carretera en el almacén,
la organización diaria también debe evolucionar a espacios como Google Drive, Dropbox o One Drive y dejar de depender de las tradicionales libretas de papel.
¿Alguna vez has pensado en qué pasaría si perdieras la agenda en la que anotas todas las tareas importantes pendientes que tienes por hacer? No hay duda de que a algunas personas les resulta de ayuda apuntar algunas ideas fuerza escritas de su puño y letra. No obstante, en una era en la que
el teletrabajo y modelos de presencialidad híbrida están a la orden del día, la nube puede ayudar a ahorrar tiempo y a coordinar equipos en los distintos departamentos y lugares de trabajo. Los documentos colaborativos son una oportunidad nada desdeñable para coordinar mejor las organizaciones. Así que
más nube y tecnologías 3D y menos libreta.
La nube no es infalible
La nube puede facilitar el trabajo a las compañías de todo el mundo pero, aunque no puedan verla en sus instalaciones, es una infraestructura muy real. Lo que se almacena en ella se ubica en servidores de proveedores de servicios y, en caso de que su integridad física se comprometa, los archivos de sus clientes pueden resultar dañados. Eso fue lo que ocurrió en marzo de 2021 cuando
un incendio destruyó la sede del hosting OVH, uno de los más grandes de Europa, en Estrasburgo. Centenares de empresas perdieron sus páginas web o incluso facturas a causa de las llamas.
No hay soluciones mágicas y es por eso que, si se van a confiar a la nube y las tecnologías 3D los datos y archivos .STL de repuestos de las empresas, conviene tener estos riesgos presentes y
seguir a rajatabla los consejos de ciberseguridad de los expertos. Es decir, hay que tener copias de seguridad al día, apagar los equipos cuando no se utilicen, y procurar no abrir o instalar archivos de fuentes desconocidas para no comprometer la integridad de la empresa.
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